04 diciembre, 2015

Un bebé muere en la guardería y esta madre se pregunta por qué tuvo que dejar de cuidarlo tan pronto

“Caminé esperando recoger a mi hijo de 4 meses, sentir sus rollos, ver su rostro iluminado por ver a su mamá”.




Amber Scorah pudo estar junto a su bebé Karl durante sus 117 primeros días de vida. Ella es una de las pocas afortunadas estadounidenses que cuenta con un permiso maternal pagado de un poco más de 3 meses. Cuando se acabó ese tiempo, ella fue a su empresa a pedir más meses para cuidar de su hijo. No quería dejarlo solo, pero en su compañía le dijeron que su única opción era renunciar. 
Ella se sentó junto a Lee, su pareja, y empezaron a sacar cuentas. Su marido trabajaba de manera independiente y ganaba más dinero que ella por lo que él no podía dejar de trabajar o no tendrían para vivir. Y el seguro de salud estaba bajo el contrato de Amber. Si ella renunciaba, se quedarían sin ese seguro y ante una emergencia tendrían que desembolsar mucho dinero. 

“Renunciar era una opción, pero no era factible para seguir adelante con la familia y cuidar a Karl como queríamos. Además, a mí me había costado mucho encontrar trabajo porque no tengo una licenciatura”.

-Amber Scorah-

Después de analizar la situación, la única opción de la pareja era dejar a Karl en una guardería.Amber no quería y se sentía muy mal por hacerlo, pero no le quedaba otra posibilidad.
Esa mañana, Karl miraba sonriente a sus padres. Compartió un rato con ellos y después Amber se fue al trabajo con él para dejarlo en la guardería. Había elegido un lugar cerca de su trabajo y que muchas madres se lo habían recomendado. Ella podría ir cada ciertas horas para que su hijo no dejara de verla por más de un par de horas.

A las 9:30 de la mañana, Amber entró a la guardería. La dueña hizo bromas para relajar el ambiente diciéndole que lo único malo que podía pasar era que se pegara con un camión de juguete. A las 12:15, Amber volvió para ver a su hijo:

“Caminé esperando recoger a mi hijo, sentir sus rollos, ver su rostro iluminado por ver a su mamá”.

-Amber Scorah-
Cuando llegó la puerta estaba abierta, lo que le pareció muy raro. Entró y vio a su hijo inconsciente. Sus labios y el área de alrededor estaban azules y la dueña le estaba haciendo primeros auxilios, de manera incorrecta. 

“Mi dulce bebé murió dos horas y media después de haberlo dejado por primera vez”.

-Amber Scorah-

El médico forense terminó su reporte y su conclusión es “indeterminada”. Pero lo que sí está determinado es que a las 11:50 de la mañana la asistente de la guardería vio a Karl pateando sus piernas y le fue a avisar a la dueña. Pero ella no le prestó atención porque dijo que todos los bebés lo hacían. Veinte minutos después, el bebé estaba muerto. 
Esta madre empezó a preguntarse muchas cosas. ¿Qué habría pasado si ella hubiera renunciado a su trabajo?, ¿Si no lo hubiera llevado a la guardería?, ¿Si la dueña le habría prestado atención a Karl cuando la asistente le advirtió?, entre otros cuestionamientos que la perturbaban aún más. Probablemente esas preguntas no tendrán respuestas. 

Pero Amber está segura que si ella hubiera sabido que dejar a Karl en una guardería significaría perderlo, ella habría sacrificado todo lo demás para que eso no sucediera.

Y lamentablemente son muchas las madres como Amber que no cuentan con un permiso maternal más largo o que simplemente no pueden acceder a esa opción. Y la culpa no la tiene el trabajo de Amber, sino que la sociedad que impide que los padres puedan dedicar tiempo con sus hijos recién nacidos porque no existen las facilidades para que eso suceda.
Suecia es el único país que cuenta con un sistema soñado y que los padres ni siquiera aprovechan en su totalidad. Esperemos que la triste historia de esta madre ayude a concientizar a las autoridadessobre este tema porque son muchas las madres y padres que quieren pasar tiempo con sus hijos cuando nacen y cuidarlos a cabalidad, pero no pueden porque no tienen la opción. 

Fuente: UPSOCL
Escrito por: Teresa Hechem

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