24 diciembre, 2015

¿Compartes la cama con tu bebé? Este artículo te enseñará algo



Cuando Ezio nació no tenía ni la más mínima idea que el compartir mi cama con él se llamaba colecho.  Para mí fue instintivo tener a mi bebé lo más cercano posible pues mi mayor temor era que le sucediera algo mientras dormía. Estoy casi segura que toda mamá debe de haber despertado durante la noche para acercarse a ver si su bebé aún respiraba o incluso hasta le tocó suavemente el pechito para sentir su respiración.    
También debo confesar que yo no pasaba muy bien la noche, descansaba muy poco y mi sueño era más que ligero pues temía olvidarme que él estaba a mi lado e imaginaba que iba a terminar aplastándolo o asfixiándolo. Era como tener un pequeño invasor en mi cama al que debía proteger a toda costa.
Luego de algunas noches decidí que durmiera en su cuna. ¡Santo remedio! como diría mi abuelita. Estábamos juntos pero no revueltos pues coloqué la cuna al lado de mi cama, sin centímetro de separación.
Fue así como pasamos a disfrutar de las maravillas del colecho. Mi bebé dormía seguro y yo podía descansar tranquila sabiendo que estaba justo a su lado sin lastimarlo.

Obviamente cada mamá o papá decide qué tipo de colecho practica, es decir, si el bebé estará en la misma cama que sus padres o en una cuna contigua a la cama. Cada forma de colecho es favorable de acuerdo a costumbres y decisión de los padres pero en general esta práctica es súper beneficiosa para un bebé.
Les enumero aquí alguno de sus beneficios: 

  1. Estimula el apego y el vínculo con sus padres.
  2. Regula la temperatura del bebé.
  3. Facilita la lactancia materna.
  4. Favorece el descanso de la madre ya que puede alimentarlo en cuanto el bebé lo requiera.
  5.  El bebé se siente amado y protegido.
  6. El bebé está en constante supervisión de sus padres, así hay menor riesgo de accidentes.



También debo mencionar una desventaja que manifiestan muchos padres: La pérdida de intimidad en la pareja.
Sinceramente, creo que esta podría tomarse como una oportunidad para utilizar la imaginación. La opción es buscar otros lugares de la casa donde no esté el bebé. Ello depende de qué tan creativa sea la pareja pues puedes estar al pendiente de tu bebé mediante un monitor. (Este tema lo trataremos en un próximo post)







Volviendo al tema del colecho. Si mi experiencia personal no te convenció, debes saber que el antropólogo James Mackenna, de la Universidad estadounidense de Indiana, publicó dos estudios en 1997 en la revista Pediatrics. Él controló con monitores en laboratorio el sueño de madres dormidas con sus bebés y obtuvo resultados asombrosos: madre y bebé cuando duermen juntos están sincronizados, los movimientos y la respiración de cada uno afectan al otro. Según Mackenna, el roce, el movimiento, el sonido de la respiración, la temperatura, el intercambio de gas carbónico y las vocalizaciones del sueño del acompañante del bebé ejercen una influencia positiva.



Así que si ya estás practicando el colecho, ¡disfrútalo! Los hijos crecen muy rápido y  llegará el día en que quieras invitarlo a dormir en tu cama y él o ella preferirá la suya.
Si todavía no te animas a practicarlo pues analiza los pro y contras, sólo tú puedes determinar qué es lo mejor para tu bebé y para ti.


Anacé Castellanos
Blogger en Facemom y Maternelle
https://www.facebook.com/facemommy/




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